27 julio 2006

Demanda Internacional ante La Haya


Buenos Aires, 27 de Julio de 2006



Sentada la jurisprudencia que me precede en el caso Papeleras Uruguayas - Corte de Ruta Gualeguaychú, presento por el presente medio una denuncia ante la Corte Internacional de La Haya demandando al Estado Argentino por la suma de $1.753.000 (pesos un millón setecientos cincuenta y tres mil), perdidos el 22 de Diciembre de 2005 por negligencia gubernamental a la hora de impedir que unos piqueteros malolientes, beodos de tetrabrik y armados con palos, facas y otros objetos punzantes, parte del Movimiento Automotor "Unidos por el Paco", cortaran la intersección de las calles Senillosa y Zelarrayán, impidiéndome la libre circulación hasta la Agencia de Juegos "El Chapa", que queda a mitad de cuadra, y tuviera que dar toooda una vuelta manzana, retraso que permitió que Vicente Uidobro (pelado hijunagranputa) se me adelantara y comprara el cartón "56-42-98-39-01" justo antes que yo, famoso número ganador del Gran Quini 6 Gordo de Navidad y su primer premio, $1.753.000 (pesos un millón setecientos cincuenta y tres mil).


Así que poniendo estaba la gansa.
Colaciónese.

26 julio 2006

Beirut, Mon Amúr

Playas de calma tropical, una ciudad que recuerda a Mar del Plata, una brisa cálida soplando el volado luismiguel de la camisa... Así recuerdo Beirut. Llegué con una troupe de locura, en el Iot de Carlos, después de un gáderin que nos mandamos en San Fernando, con yampú frapé y paté de fuá.

En el medio del despiole, se ve que entre pase y pase todos nos olvidamos del timón. Terminamos todos varados un mes en altamar: yo, Carlos, Fender, Roby, el Facha, Mimí, Sandy, Chimpo y Raska Tronik. Hasta que un día Carlitos gritó "¡Tierra, boló!", y llegamos al Líbano. Decidimos arrimarnos a ver qué onda, porque ya estábamos podridos de caviar y yampán francés. A ver si se podía conseguir un poco de rúcula en Asia. Ya acercándonos nos empezó a parecer un sueño, esa ciudad llena de pardos corriendo para todos lados. Nos fascinó, pero mal.

Dejamos el iot en el docke y nos instalamos en un hotel cinco estrellas que hay sobre la rivera. Y juro por Ateín que no nos dejamos un gusto sin dar. Beirut tiene todo lo que gente como uno puede desear: palmeras, musgo y monos por todos lados, naturaleza mezclada con ciudad, fuegos artificiales a la noche, gente que parece tan ocupada corriendo de un lado a otro que no incomoda a los turistas para náh, y hasta un obelisco propio, con forma de misil no explotado clavado de punta en la Plaza Central. El hotel estaba vacío, así que supusimos que era autoservice y qué después nos iban a venir a cobrar los cuartos y el mini-frizer. Al principio pensamos que los del hotel eran un poco estrafalarios, no exigiéndote nada de entrada, pero toda la ciudad es así. Beirut, para Chimpo y para mi, fue la primera experiencia en Medio Oriente, y la volvería a repetir cuantas veces se pueda. ¡Todo es gratis! Uno agarra las cosas de las casas, de las vidrieras de los negocios, usa los autos, se roba teles de plasma... ¡y la gente de allá ni se mosquéa, boló! A nadie le importa. Andan todos como locos, hablando en chino, y ni te reclaman la Visa. Y los tipos no sólo no te cobran nada: se ve que siguen construyendo y que van a hacer una ciudad de la puta madre, porque todas las noches se demolían algo. Se ve que las constructoras libanesas tienen bocha de laburo.

Con la troupe nos quedamos una semanita y yo ya ando con ganas de volver. Si alguien se quiere prender en el nuvó voiay, que avise.

24 julio 2006

Aparicio

Para los que no creen que la Virgen visita Argentina asiduamente, les garanto que sí. El otro día, sin ir más lejos, salí a tomar El Fresco, un vinito rosado cosecha 76, a la terraza de casa. Cuando se agotó el avinagrado brebaje y estaba a punto de llamar a la coronaria, se me apareció la vírgen, y juro que se me atragantó el choripán del julepe. No me sorprendió que bajara María, dado que es harto común que sus aparicios tengan lugar con gente solitaria y beoda. La sorpresa me la dió su medio de transporte: la nube de Goku, de Dragon Bol Seta. Dejando una estela amarilla y con el báculo rojo al hombro, la vi acercarse a mi y estacionar la nube sobre la parrilla, que aún ardía sobrecociendo un chinchulín y un cacho de mondiola.

Dije "Oh, desvirgada por el Señor, ¿a qué debo el honor de tu visita?". Me respondió, con un antiguo acento hebráico, "Vengo en son de paz, así que... ¡Silencio, Humano Irrespituoso!". Como es de suponer, tragué el chori y cerré el upite.

"Vengo de Alfa Centauro, donde los selectos descansamos del trajín de andar cuidando su planeta. Quiero que me digas, en nombre del resto de la humanidad, cómo viene la cosa". Puse mi mejor cara de nabo y me quedé piola (pensando, iluso de mi, que si no me le ponía a conversar me iba a sentir menos loco). "Tal vez no comprendiste la preguntita", insistió. "En Alfa Centauro necesitamos saber si los aportes que hicimos sirvieron para traer paz y felicidad a la humanidad. La Teoría de la Relatividad, el ejercicio de la Resistencia No-Violenta, el Lobby, la Imprenta, la Rueda y la Corbata... ¿han acabado con el hambre y la guerra en tu mundo?".

Le contesté la pura verdad: que ni en pedo. Que estamos peor que nunca. Que si seguían mandando adelantos ibamos a destruirnos más rápidamente todavía. Que no queda paz en ningún lado, y que hasta los que se atiborran de morfi pasan "hambres" nuevas. Que hay necesidades insatisfechas en todos lados, y que los que no tienen ninguna necesidad, se las inventan. Que muere cada vez más gente, y que los pocos que no quieren matar, cagan fuego. Que es todo una mierda, etcétera (lo mal que anda el mundo, bah, supuse que si había un momento para descargarme de todo lo que me rompía las bolas de esta especie, era ese).

La Virgen escuchó atenta, mientras se lastraba la mondiola que tenía en la parrilla. Por fin, cuando terminé mi perorata, me arrojó una pelotita amarilla con cuatro estrellas coloradas.

Me dijo "Esto pondrá fin de una vez por todas a los problemas de tu especie, humano. ¡Saludos, y hasta dentro de unas décadas!" Se acomodó las polainas y gritó "¡Vámonos, Kinton! ¡Hasta el infinito, y más allá!". Y voló, voló. Yo me quedé patitieso. La turra se había manducado mi mondiola, habráse visto.


Así habrían sido Jesús y los Apóstoles de Fuego, allá por el año 0 (cero).

10 julio 2006

culo

Hay distintas formas de empezar a escribir para ser leído. Una es diciendo culo. Otra es pensando un poco, analizando las circunstancias que rodean al lector, su entorno de lectura, el tiempo del qué dispone y la atención que pueda prestarle a un texto, para después de un escrutinio minucioso decidir de qué forma apelar a la inteligencia para atraerlo a nuestra creación.



CULO

Ahora sí, el cuentito. Había una vez... No, dos veces... La primera fue cuando tenía dieciséis. La segunda tuve que pagar, y encima era fin de mes. Estaba sin un mango, y al puterío igual, que cuando entran ganas no salen fácil. Lo que sale fácil es el cinturón cuando la mina saca veinte o treinta por día, y más rápido todavía si está apurada para que no se termine la noche sin sacar otros diez. La cuestión es que en el cinturón hay un cierre, y en el cierre está escondida la recaudación del mes de Unicef. Voy a explicar (un poco): ayudo en Unicef. Trabajo part-time, transportando caudales que recaudan pidiendo donaciones. Mi tarea es muy sencilla: como la calle está tan peligrosa hoy día, con todo esto de los chorritos de catorce años y la Guardia Urbana que si te ve cruzando la calle por la mitad de la cuadra está autorizada para encarrilarte a gomerazos, Unicef decidió hace ya treinta y dos años contratarme para que lleve las donaciones en bondi a Ingeniero Budge, donde tienen la planta peletera. Ursula Noble de Unicef no confía en las transferencias bancarias (que además cobran un 1.5% por depósito y otro punto y medio por extracción). Tampoco confía en las empresas que transportan caudales (mucho menos después de haber visto El Aura, en la que Vega, de no haber muerto en un tiroteo con la policía, después del asalto a la fábrica Cerro Verde, hubiera estado en el blindado como un guardia de seguridad más, con el único y traidor propósito de abrirle la puerta y la caja de seguridad a los ladrones). Ergo, me pusieron a mi, que era el cadete, a llevar la guita de todos los giles que donan a la peletera, donde se invierte en maquinaria nueva para deshollar peletes vivos y usar su cuero (aunque algo de esa guita se gasta en fuegos artificiales para la fiesta de fin de año de la empresa). Cuestión que me dejé el cinturón con toda la guita del mes en el puterío de La Bicho. Si alguien sabe de quien hablo, que por favor me mande un mail con la dirección del privado a somolopirata@gmail.com

Es que tengo tan mala memoria que me confundo los piringundines.


culo

04 julio 2006

¡Toquenmén timbre, si son guapo!

La verdá,

gente que vió a dios y yoNo entiendo a la gente que no tiene un arma en su casa. ¡Con lo lindo que es echar a tiros a un Testigo de Jehová! Lo que es yo, hay pocas cosas que disfrute más.

Caen con los libritos, la procesión, los cantitos... toda la bola. Una de dos: o te tocan timbre justo cuando empezó "AMIA PARA TODOS", o cuando estás a punto de ponérsela a alguna vecina.

Una vuelta cayeron y tenía a la gorda de la verdulería de al lado como una moto... lloraba de calentura, te digo, cuando bajé al palo a abrir la puerta. En bolas y con la seguidilla insoportable de timbrazos en el tímpano, bajé a abrir con un batistorde en la mano para estrolárselo al desubicado.

Abro, y no va que son Testigo. Cinco. "AAAAAAAAAAAAAAAAAA-LE-LÚ-YA, AAAAAA-LELÚYA, ALELÚYA, ALELÚYA... ¡CONVIÉRTETE HERMANO!" empezaron a gritar. Uno con cara de comerse los mocos, se arrodillaba en el bache que tengo en la vereda y rezaba como gimiendo. No se sabía si estaba rezando o poseído, el kía. Una flacucha de esas que son mojigatas porque nadie las quiere tocar ni con un chorro de soda, me tiraba agua bendita en el ganso que seguía eretoc. Arriba, la gorda lloraba a moco tendido. Entre los aleluyas y los amén, el cabecilla de níspero me pegaba en la zabiola con la Biblia, para que entienda.

Ahí me frené. Dejé el batistorde en el piso y recapacité. Tanta, pero tanta conchudez, no se curaba a batistordazos. Les pedí por favor que me excusaran un segundico, que enseguida volvía vestido para ser rebautizado in-situ. Subí a la recámara, la puse a la gorda rapidito mientras esperaban, agarré la 38 del abuelo y bajé a los tiros.

Dos cuadras los seguí. ¡Hijos de puta, a vos te parece, venir a joder un domingo! ¡Pero sí... a los tiros hay que sacarlos, señores! ¡Ma' que testigo ni que ocho cuartos! ¿Querés ser testigo de Jehová? ¡Comete un balazo, puto, y miralo en persona! Venir a tirarme agua bendita a mi, a papá...

Hay que ver el placer que genera embocar un tiro en un puritano. Sí, señor. Pero ojo, que la cosa no termina ahí. Ellos serán muy amigos de Dió, pero no aprenden más. Siguen viniendo. Todos los domingos. Y yo, todos los domingos, los rajo a tiros.

El último domingo ya los espere con el rifle con mira, que el anterior se me habían escapado un par. Los vecinos de enfrente se cagan de risa. Escuché que apuestan a ver cuál caga fuego primero. Al pedo apuestan: siempre crepa primero el que anda con la Biblia, que es el que, obviamente, más bronca me da.

Estoy pensando organizar una corrida de Testigos de Jehová, pero soy tan pajero que probablemente no haga nada. Lo que sí, aprovecho la Posta para recomendar al pueblo tener siempre un arma a mano... y que nunca, pero nunca, dejen Testigos.

Ofidio

mi vecina
Mirá como me dejaron de angustiada a la gorda, los hijos de puta...