30 septiembre 2005

Credo Veterinario

. To regard my profession as something more than a means of livelihood;

. To value character more highly than reputation and truth above popularity;

. To be merciful and humane, preventing needless suffering among dumb beasts;

. To be faithful and zealous, preventing needless loss to those I am called on to serve;

. To guide my conduct by sober judgment and my judgment by a never sleeping conscience;

. To be modest and open-minded and thankful for every opportunity to increase my knowledge and my usefulness;

. To be a coworker with my fellow practitioners by the mutual interchange of counsel and assistance;

. To be true to myself, measuring my success by the value of the service I render rather than by the fee I receive.

R. R. Dykstra, Dean College of Veterinary Medicine,
Kansas State University 1918 - 1948

13 septiembre 2005

La novia de Manuk

Aunque mucha gente no lo sabe, Manuk no era soltero. El artista y su novia Ludmila Gandulfo contrajeron matrimonio el 1º de agosto de 1935 en una capilla de Las Vegas. La ceremonia costó U$S 3.50 e incluyó un canapé de canicama con palta.


Como se aprecia en la foto, Manuk aún no había adoptado el manto sagrado que lo caracterizaría de por vida. Según cuenta Romualdo Anterpa (autor de la biografía no autorizada "Manuk, el esperpento deforme"), la pareja vivía una vida normal lejos de los escenarios. Él era bastidor del Carneggie Hall y ella se ganaba la vida prostituyendo chinos. Todo iba bien hasta que, como describe Anterpa en el Capítulo 83 (Epístola 65), la noche de bodas produjo un giro de 360º en la vida de Manuk. Todos los que lo conocían concuerdan en que Manuk fue un hombre distinto después de esa fatídica noche.

Algunos hipotetizan que Ludmila se tiró un pedo tan fuerte que le bajó todos los dientes al pobre Manuk mientras esté le efectuaba un tweety. Esta teoría se basa en testimonios de primera mano de inquilinos del mismo motel que dejaron asentada una queja por el uso de explosivos en la habitación de Manuk. El tártaro desdentado tuvo que salir a defenderse de tal acusación sin poder articular palabra en inglés ni en ningún otro idioma debido a la desdentez(este problemita lo acompañó hasta su muerte durante la Inquisición Republicana).

Creyendo que era un terrorista asiático, el gerente del motel habilitó la gaveta de picas y palos para que todo huésped americano que quisiera pudiese persiguir al extranjero y su pedorra mujer hasta el destierro. Troopers apostados en la frontera con Alaska describen en sus registros de Agosto de 1935 el paso por la frontera de una turba descontrolada que perseguía a una argentina que no podía dejar de cagarse y a un Manuk que no podía dejar de cagarse, pero de risa.

Otra teoría (unánimemente aceptada por el Movimiento Skinhead del Himalaya) propone que Ludmila era en realidad la mujer barbuda del Circo Rodas, pero afeitada. Como era de esperarse, la puta decidió no revelar su bello secreto hasta justo antes de entrar en la intimidad. Parece que la confesión produjo en Manuk tal ataque de risa que la mujer barbuda con la que sin saberlo se había casado arrancó una pata de la cama con los dientes, lo cazó del cogote y le introdujo el palo entero en la boca a fin de disuadirlo de que siguiera con las risotadas. Lo increíble, como todos los que conocemos a Manuk sabemos, es que desde ese momento nunca dejó de reir, y los dientes que perdió en el altercado debieron ser reemplazados por los famosos colmillos de plástico del showman.

Sea cual fuere el caso, tengo en mi poder los dientes de Manuk, con la baba original acumulada durante 50 años. Cómo los adquirí es asunto mío, y si alguien me pregunta por el paradero de Bergara Leumann, no sé nada. La cuestión es que se me acabó la heroína, así que los vendo a $24. Si alguien me paga $25, le incluyo las medias de Potente. Escribanmén a putoelquelee@sisi.putoelquelee.org

07 septiembre 2005

Las mujeres, ¿son seres humanos?

Este interrogante ha permanecido sin respuesta desde el primer garrotazo. Aún hoy, científicos del principado de Mónaco intentan entender el alcance de la especie femenil mediante experimentos aprobados por la convención de Ginebra Bols. Pese a ello, y luego de milenios de convivencia con el hombre, la mente de las mujeres sigue siendo un misterio.

Cuando uno de los nuestros se cruza con un espécimen, lo primero que salta a la vista es la total y absoluta ausencia de criterio. Seres que prefieren pasar tres días acicalándose pero que no soportan cinco minutos de cancha. Criaturas que eligen explotar antes que tirarse un pedo. Entes capaces de entregarse a horas de vidriera pero que no se comen una de karate entera ni drogadas. El sexo opuesto es complicado. Parecen no comprender que lo único que necesita nuestra especie es un sillón, una tele y una lata de cerveza. Incluso sólo lo último.

¿Qué quieren las mujeres? Las hemos visto pintarse en el 180 a través de los más peligrosos cráteres porteños y las frenadas más intimidantes a riesgo de tatuarse un 8 en la pupila con el delineador, ¿y para qué? Para después mentir que no lo hacen para impresionarnos. Las hemos visto comer toneladas de Cabsha, ¿y para qué? Para escucharlas rezongar eternamente sobre la culpa que les genera deglutir 354 calorías. Cada vez.

Vaya uno a saber qué quieren en realidad. Mi miedo más grande es que quieran dominar el mundo. Por las dudas, vuelvo a prevenir: el día que una mujer sea presidente de Estados Unidos, ¡volvamos a esclavizarlas, viejo! ¡ JUIPFF !