14 junio 2005

Revolución

A todo el que lea lo siguiente, le pido por favor que no lo tome como la quintescencia de lo veraz, sino simplemente como una acotación al margen de un ser iluminado.

¡Hombres del mundo, uníos!

Es tiempo de recuperar lo que es nuestro antes de que sea demasiado tarde. Féminas curvilíneas le están robando el trabajo a mecánicos grasulientos en las estaciones de servicio. Bagartos intragables se están sobrecalificando para ocupar las rodillas patronales que antes sostenían con lógica a las minifaldas mejor calzadas, con el único objetivo de trepar desde ese puesto hasta la gerencia que tantos años de chanchuyos y serruchadas nos costó.

El feminismo, como el cristianismo en su momento, es la peor de las calamidades en la historia del hombre.

Pregúntenle a John Bobbitt para más referencias. Persona ecuánime y centrada, tuvo que sufrir en carne propia la emasculación por parte del sexo opuesto, para que todos nosotros entendieramos que estamos viviendo el fin de los días felices. Este hombre, anteponiendo el bien público a la integridad física de su persona y su (nuestro) tesoro más preciado, dio todo (o parte) para nuestro iluminamiento. Fue Bobbitt, con su sacrificio, quien nos sacó de las neblinas oscuras en que estábamos inmersos gracias a estas hippies manipuladoras.

No se confundan, no hubo una Lorena Bobbitt, sino una agrupación de lesbianas maltrincadas que expandió sus redes hasta las frágiles mentes de sus seguidoras, nuestras madres y esposas, a fin de inocular de una vez y para siempre la infame noción de que hay un mundo fuera de la cocina.

Es tiempo de recuperar lo que es nuestro y dejar de relegar todo en manos que fueron creadas por el santo padre con la forma del mango de una sartén.

Por el siguiente medio propongo:

- La canonización inmediata en vida de John Ferdinand Bobbitt, mártir de valor y gallardía, que sabe poner la carne sobre el asador y darle un mordisco de voluntad.

- La distribución gratuita, junto con los preservativos que los así llamados liberales tanto reclaman, de utensilios de aborción prematura, para que se acabe eso de "yo estoy en contra, casémonos".

- Que cada hombre de bien se libere de las cadenas del engatusamiento feminista y reclame todos los bifes de chorizo que le corresponden encadenando a la doña a la llave de gas de la cocina.

- Finalmente, determino como primera instancia (a regir de inmediato) que nos reconstituyamos el derecho a hacer el ademán de látigo o "¡¡ JUIPFF !!", propiedad legítima del sexo masculino para con toda hembra insubordinada, a través del uso del ademán como saludo cada vez que se crucen dos hombres.

¡¡¡ NO NOS DEJEMOS ENGAÑAR !!! [ JUIPFF ]

Indiana Jones, ícono de nuestra lucha por un mundo más varón.

No hay comentarios.: