24 julio 2006

Aparicio

Para los que no creen que la Virgen visita Argentina asiduamente, les garanto que sí. El otro día, sin ir más lejos, salí a tomar El Fresco, un vinito rosado cosecha 76, a la terraza de casa. Cuando se agotó el avinagrado brebaje y estaba a punto de llamar a la coronaria, se me apareció la vírgen, y juro que se me atragantó el choripán del julepe. No me sorprendió que bajara María, dado que es harto común que sus aparicios tengan lugar con gente solitaria y beoda. La sorpresa me la dió su medio de transporte: la nube de Goku, de Dragon Bol Seta. Dejando una estela amarilla y con el báculo rojo al hombro, la vi acercarse a mi y estacionar la nube sobre la parrilla, que aún ardía sobrecociendo un chinchulín y un cacho de mondiola.

Dije "Oh, desvirgada por el Señor, ¿a qué debo el honor de tu visita?". Me respondió, con un antiguo acento hebráico, "Vengo en son de paz, así que... ¡Silencio, Humano Irrespituoso!". Como es de suponer, tragué el chori y cerré el upite.

"Vengo de Alfa Centauro, donde los selectos descansamos del trajín de andar cuidando su planeta. Quiero que me digas, en nombre del resto de la humanidad, cómo viene la cosa". Puse mi mejor cara de nabo y me quedé piola (pensando, iluso de mi, que si no me le ponía a conversar me iba a sentir menos loco). "Tal vez no comprendiste la preguntita", insistió. "En Alfa Centauro necesitamos saber si los aportes que hicimos sirvieron para traer paz y felicidad a la humanidad. La Teoría de la Relatividad, el ejercicio de la Resistencia No-Violenta, el Lobby, la Imprenta, la Rueda y la Corbata... ¿han acabado con el hambre y la guerra en tu mundo?".

Le contesté la pura verdad: que ni en pedo. Que estamos peor que nunca. Que si seguían mandando adelantos ibamos a destruirnos más rápidamente todavía. Que no queda paz en ningún lado, y que hasta los que se atiborran de morfi pasan "hambres" nuevas. Que hay necesidades insatisfechas en todos lados, y que los que no tienen ninguna necesidad, se las inventan. Que muere cada vez más gente, y que los pocos que no quieren matar, cagan fuego. Que es todo una mierda, etcétera (lo mal que anda el mundo, bah, supuse que si había un momento para descargarme de todo lo que me rompía las bolas de esta especie, era ese).

La Virgen escuchó atenta, mientras se lastraba la mondiola que tenía en la parrilla. Por fin, cuando terminé mi perorata, me arrojó una pelotita amarilla con cuatro estrellas coloradas.

Me dijo "Esto pondrá fin de una vez por todas a los problemas de tu especie, humano. ¡Saludos, y hasta dentro de unas décadas!" Se acomodó las polainas y gritó "¡Vámonos, Kinton! ¡Hasta el infinito, y más allá!". Y voló, voló. Yo me quedé patitieso. La turra se había manducado mi mondiola, habráse visto.


Así habrían sido Jesús y los Apóstoles de Fuego, allá por el año 0 (cero).

1 comentario:

| Ofelia Waltz | dijo...

Me re cagé de la risa!, Dios! ... que imaginación la tuya. Haré de este blog un paso mas en mi agenda si?.

Te cuidas... un abrazo grande ...

Por las dudas, soy Kuhane de Delirica ...

Cariños.

Giany