29 noviembre 2005

Desengañándonos

Está claro que no, que no existe.

Que lo inventaron un grupo de viejos chotos para tener a la gente contenta.

Que sirve para que el soberano crea en un mañana feliz y aguante un hoy abusador.

Que la promesa es incumplible.

Que les chorearon a los que estaban antes todo lo que pretenden haber inventado.

Que es la misma historia en todos lados, y cada uno dice que tiene la justa.

Que lo fabularon bien abstracto, así nadie puede decir ni fu ni fa.

Que le dieron a sus métodos un halo de incógnita que les permite justificar todo.

Que sin sus acólitos no existiría.

Que hoy por hoy su única preocupación es la colecta.

Que entre todos los crédulos que lo siguen no hay uno que se quiera poner a discutir si es real o no.

Que la fuerza que lo empuja es la inconciencia del pueblo.

Que quienes lo crearon y fueron dando forma saben la influencia que tiene en la gente las ganas de sentirse protegidos contra todo, aunque sea mediante una fantasía.

Que ninguno de los que lo sigue es un santo.

Que la plebe nunca va a dejar de sentarse a esperar un milagro, dejando vía libre a los que saben que los milagros no existen para accionar ya.

Que quienes lo crearon ni siquiera se pusieron de acuerdo entre ellos, y uno dice que es una cosa y otro que es otra.

Que sus crédulos creen que todos los que hablan de él tienen razón, aunque se contradigan.

Que es la forma más arcaica de engatusar giles.

Que quienes lo representan entre nosotros no merecen el respeto que les regala el pueblo, y que no son más que peones de una jerarquía que nunca vaciló en tapiarse de oro.

Que es mentira que sea bueno y poderoso.

Que nadie sabe cómo es.

En definitiva, es tiempo de que sepan que Kirchner... no existe.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

tenes razon, pero si existe y lo sufrimos millones de pelotudos que nos lo metieron sin preguntar

Anónimo dijo...

Vosh, no eshishtish, infame!